jueves, 9 de octubre de 2014

De controladores y seres humanos

 5 diciembre 2010

La de anoche fue una extraña noche, por circunstancias muy especiales que todos conocemos, a causa de los intereses de unos u otros un buen montón de españoles sufrieron frío, sed, y lo peor de todo, la sensación de impotencia de saber que se malograban esas vacaciones que tanto habían soñado, sin ánimo de demagogia, sí, esas vacaciones que todos soñamos siempre, por insignificantes que sean, esas que nos hacen afrontar el día a día con un ápice de ilusión más del que nos produce la ya de por sí complicada supervivencia.
A lo largo de la noche todas las cadenas radiofónicas, además de continuos informativos que en algunos momentos llegaban a ponernos los pelos de punta, mencionando titulares en los que resaltaban actuaciones militares, estados de alarma, delitos que podían conllevar una pena de varios años de prisión por regirse por esa justicia del ejército, que ambas partes de esta singular contienda nunca debieron procurar, se intercalaban testimonios de afectados por esta disputa de intereses. De todos ellos, y eran muchos y sin duda escogidos por su dramatismo, se me quedó grabado uno, el de una chica llamada Anabel, que sentada en su cama, narraba desolada, como agotada, tras un día que se vio obligada a comenzar muy de madrugada, por la causa de fuerza mayor de que su madre agonizaba en un hospital de Barcelona, y que ella, habitando en una isla hubo de preparar a contra reloj un viaje relámpago para pasar junto a su madre sus últimos momentos de conciencia. Y como al final un cúmulo de contrariedades la hicieron verse abocada a estar ahora, sin poder conciliar el sueño, en una cama deshecha, llamando a una emisora de radio para encontrar algo de consuelo para su pena, ya que contaba, entera, sin llanto, pero con una voz que verdaderamente conmovía, que en esos amargos momentos se ahogaba de soledad, que no tenía a nadie cercano y necesitaba de otro ser humano que la escuchara, a quien poder contar cuanto le dolía saber que su madre moriría en la frialdad de un hospital, por causa de los intereses materiales de unos u otros.

Anabel no te preocupes que anoche fuimos muchos los que te escuchamos y no estuviste sola, yo, y estoy seguro que muchos otros oyentes compartimos tu dolor, y sufrimos junto a ti tu particular calvario.
Señores... quienes tengan la culpa de haber llegado a este extremo... ¿De verdad creen que no pudieron haber evitado todo esto?

Lo que mas indigna que quienes han negado su trabajo como controladores, no son individuos que reclaman por haberes impagos ni salarios paupérrimos, sino todo lo contrario. Quienes conocemos las realidades de paises emergentes, por ejemplo, sabemos de trabajadores que caen bajo el dominio de maffias que les esclavizan manteniéndolos en los lugares clandestinos de trabajo dia y noche , y ni siquiera les permiten salir a la calle. Son esclavos y prisioneros. Esta no es la situación de estos controladores cuyas actitudes no nos inspiran precisamente solidaridad . Sino todo lo contrario. Casi todos los años en estas fechas tenemos problemas con el transporte aéreo, si no quiebra alguna empresa , algún sector se declara en huelga, y son cientos de miles las personas perjudicadas que deben permanecer en los aeropuertos por el capricho de unos pocos .
Casos como el de esta joven que tu nos haces conocer, cuántos habrá ? Y personas que iban a ser transplantadas que perdieron su turno ? Familiares que no pudieron dar un último adiós a un pariente que falleció ?
¿Van estos controladores a resarcirnos ? Nunca. Tampoco lo harán esos nefastos políticos que mueven los hilos para que los controladores dejen de controlar, simplemente porque carecen de los mas mínimos valores éticos de frente a la sociedad que pretenden gobernar. Ninguno de ellos posee espíritu de servicio y sí unas ambiciones carentes de escrúpulos.
Cordiales saludos.

No pongo en duda las reivindicaciones de los contraladores aéreos, pero aun mas claro que eso es que por mas que tengan unas reivindaciones justas estas no pueden estar por encima de los derechos de los demás. Así como han manejado las cosas es difícil solidarizarse con ellos, al contrario, como humanos, no podemos sentir otra cosa que no sea rabia y que se nos acongoje el corazón por casos como los de Anabel; y solidarizarnos por lo tanto con todas aquellas personas que han resultado afectadas.

popochan dijo
Vivo en un país donde está prohibido manifestarse, encluso en la Red.
Pero tampoco podemos irnos al otro extremo y secundar huelgas salvajes
aprovechando la situación estratégica de la que gozamos.
Si les explico lo ocurrido a la gente de aquí... se les quitan las ganas de venir
a España. Un abrazo de tu compatriota, Popochán.

Cierto, este asunto ha cobrado una desproporción que nadie podía sospechar. Sin embargo es verdad que al final, sobre los que recae la injusticia y pagan los platos rotos del egoismo de un colectivo, y la incapacidad manifiesta de un gobierno que cada vez hace aguas en más frentes, son los mismos. Aquellos que con un sueldo escaso y con mucha ilusión aportan a este país lo que la insensatez de sus líderes les demanda. Esos pocos de mileuristas, que cada día se rompen la cara con la vida para sacar adelante una familia, y que no con pocos esfuerzos reunen un puñado de euros para poder escapar de la rutina y procurar unos días de disfrute a los suyos, esos, son a los que las intrasigencias de las dos partes arruinaron sus merecidas vacaciones. Ahora, cuando acabe para ellos la pesadilla de este puente, el recuerdo de las colas y el frío que soportaron, volverán a su rutinario trabajo y seguirán acribillados a impuesto para poder mantener a los inútiles que gobiernan este sufrido país, mientras siguen con toda su ilusión preparando sus próximas vacaciones, temerosos siempre de que cualquier otro colectivo decida mostrar sus incomodidades con el gobierno y acabe una vez mas con sus pocos días de relax.
Gracias Beatriz. Un saludo.

Es lo más triste de toda esta historia, que los más afectados sean a la vez los más indefensos. Lástima que no exista una justicia que los ampare a ellos.
Saludos ronal.

Hola Popo.
Mejor no cuentes nada, que aquí en España, si hay algo que nos sobra en estos momentos es mala publicidad.
Un fuerte abrazo amigo.

Me parece totalmente indigna la huelga de los controladores. Creo que están demasiado bien reconocidos, así que creo que sus quejas son totalmente injustificadas. Somos muchos los que estamos sufriendo rebajas en nuestros salarios, así que vengan estos privilegiados a perseguir más todavía me parece un total insulto. Las causas que alegan me parecen ridículas. Lo que espero es que, como a cualquier otro trabajador que incumple las normas de trabajo, éstos se vean sancionados en la medida de la comisión de los hechos. Un país no puede estar doblegado por unos cuantos asalariados que incumpliendo las normas que se exigen para convocar una huelga, dejan al país cerrado al exterior y a ciudadanos rehenes de sus actos. Intolerable.
Un abrazo, Jose Luís.

Tienes toda la la razón Fernando, no tienen ninguna justificación para hacer lo que hicieron, y lo peor es que muchos no lo olvidarán fácilmente.
Un abrazo.










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