Si algo he
odiado desde que era muy pequeño, es que no me dejen decir lo que pienso. Estoy
seguro de que si hubiese vivido en otro tiempo, lo hubiera pasado francamente
mal; pero afortunadamente eso no ha ocurrido, y por ello siempre he escrito
sobre todos los asuntos que me venían a la cabeza, más o menos espinosos…
utilizando las palabras que me apetecían en cada momento. Siempre desde el
respeto, la educación y la cordura.
Pero ahora…
de repente… ocurre algo que nunca estuvo en mis previsiones. La plataforma que
albergaba el blog donde hice públicos mis sentimientos, mis palabras, que
maduraban conmigo desde hace cuatro años, decide cerrar sus puertas. De un
plumazo. Enterrar mis palabras junto las de otros muchos en la fosa común del
mero recuerdo de cada uno de los que las escribimos… y eso no me parece justo.
Entiendo que la palabra escrita, a diferencia de la expresada a viva voz, no
debe perderse nunca.
Al menos mis
palabras, no se perderán mientras pueda evitarlo. Es por ello que he creado
este Blog, PALABRAS PERDURABLES, donde volverán a estar al alcance de
cualquiera que quiera leerlas, evitando que caigan al pozo del olvido.
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