Hoy el mar arrojó a nuestras costas una sorpresa, una
Princesa, pero una de verdad. No una figura de ficción en un cuento de hadas y
caballeros, ni una de esas otras princesas que contrayendo matrimonio acaban
obteniendo tan preciado título nobiliario, y que hasta creen, a pies juntillas,
que su sangre cambia de color... y se vuelve azul por el efecto de tal
matrimonio.
No, ésta a la que me refiero se trata de la más
auténtica de las princesas que nunca se ha visto. Es la Princesa con
mayúsculas... que no tiene parangón con ninguna otra que podamos conocer o
conozcamos.
Mi Princesa... esa a la que me refiero, es una pequeña
de menos de un año, de piel azabache y ojos grandes y sabios, que cruzó el
océano en una barca de juguete, y que apareció junto a algunos de sus paisanos
bordeando nuestras costas.
Nunca pudo estar más acertada en el apodo que le
otorgó la voluntaria de la cruz roja, que sin duda, fue la primera a la que
hechizó con su mirada, a este lado de la mar.
Luego los medios la mostraron en sus imágenes, y
encandiló a toda España, o al menos a la España que todavía le queda algo de
corazón.
Hoy, a muchos, nos importó muy poco las trastadas de
Pujol, y los habituales juicios de los innumerables corruptos que atestan los
juzgados. Hoy, todo el que vio la mirada serena de la pequeña Princesa, supo
ver en ella la esperanza que todos necesitamos vislumbrar de vez en cuando, en
este mundo donde nada es del todo verdad, excepto muy pocas miradas como la
suya.
Princesa nunca lo sabrá... pero hoy ha conseguido que
yo sea mucho más feliz, incluso me planteé por un momento creer una vez más en
la justicia divina. Porque aunque Princesa era ajena a ello, en su viaje se jugó
la vida, y le ganó la partida a la muerte.
Espero que Princesa reciba de la vida lo que merece, y
que consiga crecer en ésta, su tierra prometida, a pesar de las trabas burocráticas
y las malditas fronteras. Porque esa frágil niñita hoy nos enseñó cuánto vale
el pedazo de tierra que pisamos, y se ganó el derecho a compartirlo con
nosotros.
Bienvenida Princesa.
merhum dijo
Buenas noches, José Luis. ¡Qué post tan bonito!
Princesa se lo merece. Te felicito. Ojalá no la devuelvan a África, ojalá
consigan traer a sus padres. Un abrazo.
Hola Merhum.
Es cierto, ojalá acabe reuniéndose con sus padres, y
sea una de las pocas historias que tienen un final feliz.
Abrazos.
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