martes, 22 de septiembre de 2015

La Cucaña

No hace demasiado tiempo, pero sin embargo parece que sí. Pareciera que ha pasado más de un siglo. Recuerdo aquellos hombres toscos, a los que la vida hasta entonces no había dado más oportunidades que las justas, pletóricos, a pesar de trabajar de sol a sol por un salario que creían mucho más generoso del que merecían, alabando al que inventó aquella burbuja inmobiliaria que empezaba a inflarse, y que aún lejos de explotar, fin inevitable, pero que por entonces ni tan siquiera se sospechaba, los hacía cada vez más ricos. Ricos... los obreros de la construcción comenzaban a sentirse ricos... ganaban un dinero que nunca creyeron poder ganar, y en su mayoría, ya que muy pocos fueron educados en la fábula de la cigarra y la hormiga, comenzaron a disfrutar de su bonanza, y los bancos y sus representantes, esa sarta de mal encarados con traje y corbata, los animaron a cumplir sus sueños, a comprar coches de lujo que en realidad no necesitaban y viajar al Caribe en lugar de a Matalascañas.
En su delirio se compraron casas grandes, matricularon a sus hijos en colegios bilingües, empezaron a sentirse burgueses y a pesarle su trabajo, que en realidad era durísimo, pero al fin y al cabo era el mismo que siempre hicieron, con la salvedad de que su nómina, ahora, era espléndida y abultada.
También Europa ayudó, con su euro. Fue entonces cuando subieron los cafés en el bar del Frascuelo de turno, cuando dejaron de valer diez duros para valer un euro, (más del doble), pero a ellos no les importaba... a los obreros de la construcción, cegados por su nuevo estado de bienestar, les importaba un soberano pijo... ahora eran ricos, cuando nunca lo habían sido; se sometieron con gusto a esos pequeños incrementos de los precios en casi todo… algo tendrían que pagar por ser europeos de derecho.
La vida siguió para ellos. En su sueño, los más osados acabaron pidiendo créditos a esos bancos que continuaban con las puertas abiertas de par en par, y adulándolos con las lisonjas de los banqueros, para comprarse un barquito modesto, y tirarse con él a la mar, con la familia al completo, su tortilla de patatas, y la radio más grande que pudieron encontrar en El Corte Inglés emitiendo a todo volumen los Cuarenta Principales.
Todo era felicidad en España... el obrero ganaba... el banquero ganaba... Frascuelo el del bar ganaba… no había familias humildes porque todos los niños tenían una wii para jugar a los marcianitos, las marujas colapsaban las peluquerías pintándose las uñas con estrellitas, y el gobierno regalaba dinero a toda la que paría un españolito nuevo.
Por fin el anhelo de nuestros antepasados... vivíamos entre algodones de azúcar, con un paro mínimo y casi siempre pactado, o conformado por aquellos que movían dinero negro y por aquellos que eran tan terriblemente vagos que preferían llamarse contemplativos, y dedicaban su vida a observar como curraban los demás y a bañarse en porretas en las calas vírgenes de nuestras costas.
Pero de pronto un día el telediario anunció que se avecinaba una gran crisis... nadie quiso siquiera meditar un instante sobre la noticia, cambiaron la cadena para escuchar las sandeces que contaba Belén Esteban.
Otro día, alguien de los pocos que la bonanza aún no había hechizado, explicó claramente como aquella burbuja inventada explotaría de manera inminente, pero todos estaban muy preocupados viendo como se despellejaban en el Sálvame de Luxe.
Hasta que un día explotó... sí... la burbuja del ladrillo se hizo ciscos y toda su trama, según pronósticos, se vino abajo. Los gobiernos empezaron a buscar culpables, y no encontraron ninguno porque en realidad eran demasiados.
Ahora la vida para todos los que compraron coches de ricos... viajaron como los ricos y se acostumbraron a la opulencia, se volvió, en el mejor de los casos, humilde nuevamente, y en el peor, y por desgracia la mayoría de las veces, las familias de los que ayer se sintieron tan afortunados ahora rayaban en la pobreza.
Los bancos, que hasta ahora eran tan amigos... tan cercanos, blindaron sus portones dejando a las familias en la calle arrancándoles hasta la dignidad si les era posible.
El INEM tenía ahora más trabajo que jamás había tenido.
Los europeos que tantos guiños nos habían ofrecido, aprovecharon nuestra debilidad para apretarnos el pescuezo sin piedad, y hasta la presente siguen haciéndolo.
Todo ha cambiado ya… y mucho. De aquel escenario próspero... de aquel paraíso del color rosa de la felicidad, tan sólo quedan hombres corriendo por el grasiento palo de una cucaña imposible, con el único propósito de salvar lo más básico. Tan sólo quedan hombres frustrados... engañados, y los peores de todos... los que miran sin voluntad de hacer nada, tras la barrera, aferrándose al castizo dicho, "que nos quiten lo bailao". Los conformistas.

merhum dijo
¿Qué tal, José Luis? En el juego de la cucaña la mayoría cae al resbalar del untuoso palo. Ciertamente este sector de trabajadores ganaba lo que querían y consumían bastante, como la despreocupada cigarra. La burbuja nos ha arrastrado a todos, no solo a ellos. Me ha gustado tu ¿fábula? Un abrazo.
MILLONES Y MELONES
Hemos vivido años de una realidad de cartón piedra, inventada por el neoliberalismo y alentada por los banqueros. Pero cualquiera que tuviera dos dedos de frente sabía que todo era castillos en el aire. Siempre me sorprendió que la gente hablara a mi alrededor de" millones" como si de "melones" se tratara... ¡más dura será la caída! pensaba yo....
Saludos, amigo José Luis. Te felicito por tu excelente "cuento" tan real como la vida misma.
dezabaleta dijo
Una interesante "fábula" sobre la ilusión de "mantenerse" mientras "todo era felicidad en España"...hasta el resbalón que acaba con esa ilusión !
Un cordial saludo
Mark de Zabaleta
Hola Mercedes. ¿Que tal estás amiga?
Es verdad que a todos nos ha rozado esa burbuja maldita y lo que ha traído consigo, pero en este escrito pretendo resaltar este sector, donde fueron muchos los que por primera vez en su vida sintieron que tocaban el cielo, y terminaron cayendo en picado, con todo lo que ello significa. Y como verás también me cuido de guardar un huequito para los antagonistas de siempre.
Un fuerte abrazo amiga.
Hola Javier.
El símil es un poco fuerte, pero el que pasa mucha hambre no le hace ascos al pan duro.
Algo así ocurrió en aquellos momentos con el citado sector, que se dejaron tentar por la situación y se les nubló el entendimiento en lo que el futuro les aguardaba, incluso muchos de ellos jamás pensaron que la vida pudiera, de repente, volvérsele del revés.
Ahora, como muchos de otros gremios, andan mendigando un puesto de trabajo, de cualquier cosa y a cualquier precio, maldiciendo su nefasta suerte, sin comprender aún que el varapalo sufrido no era una cuestión de suerte.
Un saludo Javier.
Hola Mark, un abrazo.
Cierto, lo bueno engancha demasiado, y mientras se disfruta hay que ser muy fuerte de espíritu para pensar en lo malo. Lo que pasó, pasó... y como tantos acontecimientos similares a lo largo de la historia, son los daños colaterales los que no se mencionan, o en los que no se profundiza.
Desgraciadamente en este caso son abundantes las víctimas, sólo nos queda aprender de todo esto que no se deben aceptar caramelos de cualquiera.
Saludos Mark.
E. Zaitut dijo
Creo que los bancos y todas la entidades bancarias no untaron de grasa lo suficientemente bien el palo por el que treparon muchos de los afectados por la burbuja inmobiliaria (en éste juego no me incluyo, de ahí la 3ª p.pl). En esta ocasión, el palo no estaba lo previsiblemente resbaladizo tal como siempre había estado hasta entonces, no pusierón más dificultades a los que ascendían por el mismo.
:)
popochan dijo
Haces una radiografía de todo lo ocurrido en nuestro querido país
(yo tengo dos, España y China),
que me quito el sombrero y no puedo añadir gran cosa.
Si estuvieras por estos lares y los chinillos se dieran cuenta de que
le están cortando las barbas a los europeos... pondrían las suyas a remojar.
Pero es más cómodo dejar la bici y comprase un buen cochazo que de envidia
al Chung-Li (ése es el Frascuelo de aquí)...
No sé como ha ocurrido ni como todo se parece tanto,
pero te mando los más afectuosos besos y abrazos, compañero.
Espatarrao sobre la cucaña:
tu corresponsal, Popo.
Tienes razón Zaitut.
No debieron ponerles las cosas tan fáciles, pero entonces era su negocio.
Saludos.
Hola amigo Libertad.
Seguro que ellos tampoco lo pensaron cuando hipotecaron sus vidas. Nadie excepto unos pocos lo pensaron, y esos son los verdaderos culpables, los que callaron, que hubieron otros que intentaron despertarnos y no quisimos dejar de soñar.
Salud y abrazos amigo.
Hola Popo.
Eso me han dicho, que tus chinillos nos tienen como referencia de lo que es la buena vida. Pues que abran bien los ojos y vean que tortazo nos estamos dando con tanto carpe diem.
Abrazos desde España.
juande dijo


Hola, José Luis, buenos días, qué tal…? 
Disculpa que te diga unas puntualizaciones, pues no estoy de acuerdo con lo que dices aquí.
Dices: «los obreros de la construcción comenzaban a sentirse ricos... ganaban un dinero que nunca creyeron poder ganar» Eso no es cierto.
Al hablar de obreros, hablamos de asalariados. Y en los tiempos de bonanza del ladrillo, los asalariados de la construcción ganaban de salario una miseria insultante.
En esos tiempos, además de las empresas, sí es cierto que muchos que antes habían sido obreros de la construcción y otros aprovechados que se sentaron en la mesa a comer del pastel, se hicieron un poquito ricos, eso sí es cierto, pero los asalariados… No.
El sueldo de un oficial de albañil en esos tiempos rondaba entre 1.200 y 1.500 euros al mes. Y, con eso, una persona no se hacía rica si tenía familia, y mucho menos si tenía que pagar una carísima vivienda, pues en ese tiempo, recuerda que la vivienda en España estaba abusivamente cara, por encima de su precio real (la raíz de la burbuja). Y si no era uno oficial de albañil, ganaba muchísimo menos.
Además, muchísimas veces había cerdos empresarios que se aprovechaban metiendo gente extranjera en las obras sin contrato y sin derechos para achuchar a los españoles a bajarse el sueldo o trabajar horas extras sin cobrarlas bajo amenaza de que los de fuera les sustituían. (No quiere decir esto que todos los extranjeros trabajaran sin derechos, pero a la mayoría sí se les utilizaba para rivalizar con los españoles).
Sé de más de un caso en Madrid en que un jefe de la oficina reunía al personal de la obra, en la misma obra, y les ofrecía condiciones de trabajo abusivas y trabajar un tiempo sin contrato, y les hacía ver que fuera de la obra había gente extranjera esperando para entrar… ¿Se entiende lo que eso significa? Y eso sucedía en tiempos de bonanza en Madrid y en muchas zonas más de España, desde finales de los años 90 hasta que explotó la burbuja…
¿Cuál era la realidad?
Pues muy sencillo, que hubo muchos (muchos miles) que se hacían autónomos, legales e ilegales, y medianas empresas, legales e ilegales, y hacían subcontratos y subcontratos de subcontratos a empresas medianas y empresas grandes… y hacían grandes ganancias no solo de las obras porque había muchas, sino también de los obreros, pues los obreros al trabajar para subcontratas, cobran algo menos porque los ladrones intermediaros se quedan con parte de su sueldo real… cosa que también hacían las empresas de ETT (que en mi opinión deberían estar prohibidas). Y muchos miles de esos autónomos y medianas empresas explotaban al personal teniéndoles sin contratos y muchísimas veces sin pagarles por su trabajo… Así, los juzgados de lo social en esos tiempos estaban abarrotados con denuncias en casos relacionados con la construcción.
También, se trabajaba mucho a destajo; o sea, se contrataba a los albañiles (legal e ilegalmente) por trabajo realizado. Y los pobres albañiles trabajaban hasta 16 horas diarias seis o siete días a la semana. Así sí se podía ganar dinero, dejándose la salud y a veces la vida en la obra. Y gracias a esto se podían meter en viviendas y coches caros…
También, como había mucho trabajo (es cierto), la mayoría de los albañiles, además de trabajar en su obra, al terminar su jornada, y los fines de semana, se iban a hacer sus chapuzas, de las que sacaban casi siempre tanto o más que del sueldo en la obra… a cambio de no tener vida social y trabajar hasta la extenuación… Es la realidad.
Sí, muchos de la construcción en ese tiempo se hicieron ricos… pero no los obreros.
Los obreros están, la mayoría entre esos más de cinco millones de parados que hay en el país, otros prejubilados, otros reconvertidos a otros oficios, otros se han suicidado por no poder pagar la hipoteca, otros se habrán marchado del país, otros están tirados en las calles sin nada que llevarse a la boca, otros han sido abandonados por la familia porque ya no lleva lujos a casa… Esa es la realidad. Lo demás es cuento.
Pero gracias por este artículo. Y espero no te enfades por haber dejado mi punto de vista.


º . . º 
Un abrazo. 
∏ _ ∏…♣ ♣ ♣… Juande, Auxiliar Sanitario y escritor …♣ ♣ ♣...∏ _ ∏ 
Hola Juande.
Por supuesto amigo, no me enfado.
Observo que aportas muchos datos más de los que yo aporto, seguro que estás muy documentado, y nuestras opiniones no son tan distintas de las mías, lo que ocurre es que cuando yo escribo en este blog, escribo lo que veo en la calle... lo que me cuentan las gentes, y sobre todo, y de un modo muy especial en este caso, porque conozco más de una familia que responde al patrón que describo.
Si te fijas bien, hago resaltar lo durísimo de este oficio, cosa en lo que coincidimos, y sólo es una cuestión de prisma lo de la riqueza. Para un asalariado de la construcción en pleno auge de la burbuja, mil quinientos euros era su sueldo base, y trabajando de sol a sol, como muchos lo hacían te aseguro que superaban los dos mil euros, te digo más, en ciertos sectores como la cimentación de los edificios, había personal sin cualificación, y los he conocido, que superaban los tres mil euros. No sé a ti, pero a mi me parece una suma importante, y para ellos, oído de sus bocas, era la panacea, a pesar de trabajar muchas horas, festivos etc.
Fue entonces cuando todo el mundo ganó dinero con esto, los empresarios que comentas, y mis antagonistas, los banqueros, y la propia inconsciencia de ellos mísmos , de los que se dedicaron al noble oficio de albañil, y que abandonaron trabajos de toda la vida, donde tenían contratos indefinidos, en otros gremios, eso sí, con salarios moderados, y se hipotecaron hasta las trancas para disfrutar de lo que nunca habían tenido.
Eso es lo que sé de este asunto, y es lo que cuento, porque se de muchos que vuelven a pedir trabajo al lugar de donde tiempo atrás se marcharon y me hacen partícipe de su lamentable historia.
Me gustaría, que no pareciera este post una crítica al pobre albañil, que sintió que su suerte cambiaba y con su duro trabajo se acercó al cielo lo más que pudo, no, no es esa mi intención. Yo en su lugar hubiera hecho lo mismo.
Un saludo Juande, y no me enfado, una de las pocas cosas buenas que nos van quedando es la libertad de expresión y la diversidad de opiniones, sería un necio si lo hiciera.
Me ha gustado tu cuento José Luis.
Un abrazo.
juande dijo


Hola, José Luis, buenos días, qué tal…?
Gracias por aceptar mi punto de vista.

Te diré algún dato más.
El sueldo base de un albañil (de un oficial) allá por el año… entre 2.005 y 2007, más o menos, estaba en mil ciento y pico, creo recordar que 1.163, poco arriba, poco abajo. Pero, como es lógico en la nómina se les añadían unos tantos en conceptos varios. Y, dependiendo la zona de trabajo, y si estaban en obra o en reforma y si estaban en la empresa o eran subcontratados por otra empresa, su sueldo se quedaba en el sueldo base o subía unas cantidades (por ejemplo a 1.500), pero, también, en algunos casos incluso bajaba el sueldo del sueldo base, y si eso es prohibido por ley… la ley es muy fácil de engañarla… había una forma de pagar a los albañiles por debajo del sueldo base… esto se hacía más en extranjeros, pero también algunos españoles incultos caían en la trampa: era el caso de empresas de trabajo temporal y empresas de servicios… ¿El motivo?, muy sencillo, no tenían contrato de albañil, sino de servicios para la empresa para la que trabajaban, o sea, ETT o de servicios. A estos se les incentivaba diciéndoles cansinamente que si eran buenos pasarían a formar parte de la plantilla de la empresa de la obran en la que estaban… y casi nunca pasaban, y se les amenazaba para que no hablaran de sus condiciones de trabajo con los demás albañiles de la obra…
José Luis, esto, aunque parezca (y es) dramático, es una realidad como que hoy hay luz del sol.
Téngase en cuenta que en ese oficio había gente muy inculta, lo que antigua nos podíamos encontrar como campesinos, en los tiempos de la burbuja del ladrillo estaban en la construcción, y en especial gente que venía de fuera y en muchos casos que apenas sabían leer y escribir.
Lo de 3. 000 euros al mes, es a la vez un engaño y un autoengaño. Y, también muchas veces era exageración de los mismos albañiles.
Me explico: Un albañil al mes algunas veces (algunas veces, y no siempre) sacaba tres y cuatro mil euros al mes. Sí es cierto. Ahora bien, ¿cómo salía esa cantidad, era real?
Por un lado, salían 3.000 al mes trabajando 14 horas diarias y los fines de semana… ahora cogemos la calculadora y repartimos las cantidades en su sitio. El sueldo real, las horas extras, los fines de semana…
No solo en la construcción, en casi cualquier otro oficio, incluso un barrendero, pude salir una persona con 3.000 euros al mes, si trabaja hasta la extenuación, luego está si vale la pena o no porque destrozas tu vida social, la relación con los demás, tu salud, la relación con tu familia, tus hijos, tu cerebro se quema y tienes que beber mucho alcohol para soportarlo… Habría que ver si vale la pena hacerlo durante largo tiempo.
¿Nadie se pregunta por qué esos albañiles tienen fama de beber mucho? 
Más engaños:
En realidad, ahí había mucho engaño… Por un lado había tratos bajo amenazas para utilizar la nómina de algún albañil sumiso, muy obediente y gran bebedor de copas, para figurar en su nómina una cierta cantidad de dinero que ese albañil no recibía (3.000, 4.000 5000…) era una de las mil maneras de blanqueo de dinero de empresarios corruptos…
Por otro lado, había un engaño en el gremio de la construcción con las pagas extras de muchos albañiles. ¿Sabías, José Luis, que en esos años en el gremio de la construcción estaba prohibido por ley que se prorrogaterearan las pagas extras? O sea, incluir en la nómina del mes las pagas extras y la de vacaciones.
Estaba prohibido para evitar un engaño abusivo que en realidad se producía por muchos empresarios sin escrúpulos. No todos, pero sí muchos.
Te voy a poner un ejemplo para que lo entiendas: Suponte que montas una mediana empresa de construcción. Pero para evitar gastos, no haces obras ni reformas. Te coges un pisito o local de lo más barato, coges una chica joven sumisa y sin casi formación a la que le prometes grandes subidas en su puesto y la colocas de secretaria con un sueldo ridículo, y te coges a un buen amigo de confianza que haya trabajado en la construcción y sea espabilado de palabrería, a este sí le tienes que pagar muy bien y hacerle ver que le quieres mucho… Y te dedicas a subcontratar trabajos de la construcción a empresas grandes y medianas… Tú, bien vestido y como de buen empresario visitas empresas, y tu amigo se dedica a trasladar y mandar albañiles en distintas obras…
Suponte que tienes, por ejemplo, doscientos albañiles, a los que das 1.200 euros al mes y les dices que las pagas extras y las vacaciones ya van prorrogateadas en la nómina, y como eres un buen negociante, alrededor del 80% de tus obreros son extranjeros. ¿Qué ocurre ahí?
Pues muy sencillo, el albañil tiene dos pagas extras al año, más la de vacaciones… ¿Qué está ocurriendo? Que tú al año te embolsas en tus bolsillos 600 salarios libres de los albañiles… y eso aparte de las ganancias que te dan las empresas por tener a esos obreros en sus obras. Además, como eres un buen negociante, tienes otras cuadrillas de albañiles, generalmente negros venidos de África que a duras penas saben hablar español y les das unas migajas de euros, y tu buen amigo los reparte en las obras donde sabe que un buen albañil y buen bebedor de copas le llamará si esos dan problemas… o sea, más ganancia aunque esta vez en negro y con los negros…
¿Negocio redondo?
Y es solo una pequeña parte de la realidad que se vivía en ese mundo en la burbuja…
Lo que me dices de «…sectores como la cimentación de los edificios…», a estos se les llama ferrallas o encofradores. No necesitan mucha formación de albañilería, más bien se les exige que aguanten las inclemencias del tiempo (calor en verano y nieve en invierno) y no tengan (o disimulen) miedo a la altura. En aquellos tiempos sí tenían generalmente una nómina un poco más alta que la de los albañiles, pero entraban en los mismos juegos de engaño de la construcción.


José Luis, tranquilo, no es este artículo una crítica (ni de lejos) al albañil. Si no un medio en el cual hablamos, y también, denunciamos abusos que se han producido y se producen hacia los mismos albañiles.
En mi opinión, todo eso se podría evitar con leyes que no solo existan sino que los gobiernos cumplan para proteger a los obreros de gente sin escrúpulos. Y también los mismos albañiles deben aprender a denunciar sin miedo, tanto a empresarios corruptos como a gente del oficio que se somete aceptando engaños.
Un hecho grave que ha favorecido todo eso en estos años, ha sido que los sindicatos se han vendido al capitalismo. Los sindicatos han actuado más como empresas privadas que como servicios de protección a los obreros. Y los obreros no deberían de permitir esa agresión de los sindicatos. Los sindicatos sabían perfectamente todo lo que estaba ocurriendo.
Es mi opinión.


Gracias.
Ojalá hubiera más gente se ofreciera a hablar, en diálogo abierto. La información quita cadenas y convierte a los sumisos en personas libres.


º . . º 
Un abrazo. 
∏ _ ∏…♣ ♣ ♣… Juande, Auxiliar Sanitario y escritor …♣ ♣ ♣...∏ _ ∏ 
Gracias Aurora.
Ojalá fuese un cuento, pero por desgracia es una realidad.
Un besote amiga.
Hola, José Luís. Cuánta razón lleva tu escrito. Nunca dejaré de preguntarme como los "grandes economistas" no veían lo que se avecinaba. Lo peor de toda esta compleja situación es que nos metieron en ella gobernantes, banqueros, etc. y ahora las medidas de ajuste las pagamos los de a pie a costa de recortes y más recortes pero no se ve mejoría alguna, más bien da la sensación contraria. Sigo creyendo que el pueblo tiene que salir a la calle mayoritariamente. Tal vez el principio de que los políticos vean nuestro rechazo a inutilidad son las elecciones Vascas y Gallegas del mes que viene.
Un abrazo.
Hola Fernando.
Perdona que haya tardado en contestarte, es que últimamente no paso mucho por aquí.
El pueblo está ya tan dolido, tan cansado, que no tiene fuerzas ni voluntad para hacer nada. Se sienten demasiado azotados por demasiadas cosas.
Espero que todo se solucione, y que tomen medidas para ayudar a tantos que están sufriendo esta crisis de una manera casi trágica.
Un abrazo amigo.



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